Cinco mitos sobre los seguros en el mundo

Cinco mitos sobre los seguros en el mundo

Pocos toman coberturas de hogar o de vida porque creen que son caras y limitadas.

El mundo está plagado de mitos y el negocio de los seguros no es la excepción. Aunque, en este caso, muchas veces se trata de creencias erradas que terminan jugando en contra del usuario. A saber:

  1. El seguro para el hogar es caro. Pese a que en los países desarrollados tener una cobertura para el hogar es una práctica generalizada, en la Argentina no llegan a masificarse. “La gente los compara con el seguro del auto y hace el cálculo en función del valor de la propiedad. Pero no es así. A partir de $ 30 por mes hay pólizas que cubren robo, incendio, responsabilidad civil, linderos y hechos privados”, dice Franco Di Lucca, director de Marketing y Líneas Personales de Aon, un broker de seguros. “Después, el precio final cambia según la póliza. Por ejemplo, hay seguros para el hogar con los que se puede tener la notebook cubierta, aun cuando está fuera del hogar”, detalla.
  2. El seguro para el hogar sólo sirve para robos o incendios.  Pero la mayoría de las coberturas tiene servicios de asistencia. Esto implica que, en caso de necesitarlo, el asegurado puede pedirle a la compañía que le envíe un plomero o un electricista con los gastos cubiertos. “La gente no lo sabe y tampoco lo reclama, con lo cual las compañías de seguros ganan plata por la subutilización de este servicio”, dice Di Lucca. También incluyen daños de electrodomésticos, cristales, daños por agua y accidentes personales de titulares y personal doméstico.
  3. El seguro contra todo riesgo, lo mejor.  No siempre pagar el seguro más completo es lo más eficiente. En un seguro para el hogar hay que pensar en adecuar la póliza a las necesidades de cada lugar y de cada persona. “En un  country  -ejemplifica Di Lucca- es raro que se roben una heladera, pero sí que desaparezcan palos de golf o que se rompan determinados artefactos de la casa, por lo que hay que buscar asegurar esos ítems.” Lo mismo, en el ramo autos. Los seguros contra todo riesgo con franquicia implican que la aseguradora paga todo tipo de siniestros, pero sólo a partir de un determinado monto. La franquicia mínima puede ser del orden de los $ 1500 o 3000, con lo cual quien la suscribe debe saber que hasta ese monto es coasegurador. Así, explica Pablo Curatella, subgerente del ramo Diversos de Mapfre, el cliente “tendrá que pensar qué disponibilidad de capital tiene para especular, tomando un seguro más barato, y cubrir él los pequeños daños”.
  4. El seguro de vida es para gente mayor.  Es mejor siempre contratar una póliza de vida cuando uno es joven, dado que la prima es más baja. “La cuota de un seguro de vida de una persona de 30 años puede ser dos o hasta tres veces más chica que la de un seguro de auto. Además, hay planes que se pueden hacer con prima nivelada. Mientras que si uno contrata un seguro así de grande, a los 60 años puede que pague prácticamente la suma asegurada”, señala. El menú es amplio: hay planes en los que uno paga toda la vida, otros en los que durante una determinada cantidad de años, y los hay en dólares y en pesos. “También son un ahorro porque tienen un concepto que es el valor de rescate. Uno puede rescatar su prima y la compañía le devuelve todo lo que pagó, menos el primer año”, agrega Curatella.
  5. La póliza del auto me cubre contra el granizo. Después de los episodios de granizo, muchas lo comercializan. Pocos clientes leen la letra chica de los contratos, que en muchos casos especifican franquicias y techos de resarcimiento. Así, ilustra Di Lucca, hay pólizas que tienen franquicia de $ 500 y un límite de indemnización de 2500 (la aseguradora paga 2000). “Lo que hay que hacer es tomar sin techo, porque el granizo es más frecuente y en un auto caro los arreglos ascienden a mucho más que eso.”